¿Todo en orden?

¡Cuánto nos puede llegar a gustar el desorden! En ocasiones parece ser parte de nosotros dejar cosas en lugares equivocados, soltar bolsos y abrigos por donde vamos pasando al llegar a casa agotados del trabajo o estudios y cómo en algunas ocasiones nos puede costar seguir un orden específico.

Quizá cuando hablamos de este tipo de desorden no hablamos de consecuencias graves. Son cosas que con recoger la casa y ordenar, podemos poner todo en su lugar, pero, ¿qué sucede cuando tenemos este desorden en nuestras metas y vida interior? Cuando realmente nos afecta y podemos llegar a cometer errores significativos como no alcanzar el potencial que deseamos, perder nuestro trabajo, o inclusive, dañarnos a nosotros mismos.

La palabra dice que todo tiene su tiempo. "Tiempo de llorar, tiempo de reír; tiempo de enderechar, tiempo de bailar" (Eclesiastés 3:4), y de la misma manera también Dios nos dio la capacidad de designar tiempos y enfocarnos en lo que necesitamos.

Durante la creación del mundo, Dios dividió sus actividades por día. Un día creó las lumbreras, otro día creó los peces y aves, otro la tierra, otro día al hombre; y como hablábamos en otro devocional, tras cada uno de ellos, descansaba y veía que lo que había hecho era bueno (Génesis 1-2:4).

Qué bueno y saludable es para nosotros designar tiempo en nuestras agendas para actividades, para hacer crecer nuestros proyectos y llevar todo con mayor efectividad.

Hoy te invito a seguir este ejemplo de orden. Determinar con exactitud nuestras metas a lo largo de nuestra semana es beneficioso. Nos hace sentir productivos y que estamos en constante crecimiento sin agobiarnos, ni desgastarnos en sobremanera ¿Y qué mejor ejemplo que el de nuestro creador ?

Hoy disfruta, organiza, trabaja inteligentemente y descansa. Dios te acompañe y guíe en cada paso de tu caminar.

Te llevo en mis oraciones.

Gracias por existir.

- Gabriela Jaramillo