Confianza en Dios

Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua,que extiende sus raíces hacia la corriente, no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia y nunca deja de dar fruto. Jeremías 17:7-8 NVI

En una ocasión fui de viaje con mi familia y de regreso a casa, nos desviamos para

visitar a una vieja amiga, que vivía cerca del río. Un río completamente seco a causa de

una terrible sequía. No recuerdo mucho como era la casa o cual era el nombre del

lugar, sin embargo lo que si recuerdo con claridad es que había un gran árbol de

mangos plantado a orillas del rió desaparecido. Ese árbol inmenso parecía no darse

cuenta que no había llovido en meses. No había nada verde exceptuándolo a él, que

extendía sus raíces hasta las corrientes invisibles y seguía dando sombra y fruto,

inexorable ante las circunstancias.

Así como en el árbol, la bendición de quién confía en Dios no reside en sus fuerzas o

inteligencia. El descansar en nuestra capacidad de controlarlo todo seca nuestras

hojas, nos sumerge en la ansiedad y la incertidumbre. Sólo el que está seguro de que su

confianza está en Jesús puede permanecer expectante a las bendiciones que Dios

tiene preparadas para él. Ante el silencio de lo que te de para el futuro, descansa en los

brazos del padre, y el resplandor de su presencia iluminará tu rostro de alegría.

La bendición de quién confía en Dios tampoco reside en lo que sucede a su alrededor.

La biblia jamás da garantías de que no nos pasara nada. La bendición del que pone su

confianza en Dios es la misma presencia del agua de vida en los momentos difíciles. Ni

en los momentos más prósperos algo podrá superar a la presencia de Cristo llenando

tu alma ¡Te lo aseguro!

Mantén la confianza puesta en Jesús en medio de la tormenta,

que Él prometer ebosar tu copa a tal punto que, en medio de la aflicción puedas aún

ser de bendición a otros.