¡Suéltalo!
- Gabriela Sofía Jaramillo
- 5 mar 2021
- 2 Min. de lectura
“Venid a mí todos los que estéis trabajados y cansados; y yo os haré descansar” Mateo 11:28

¿Te has sentido cansado, agobiado, preocupado o estresado constantemente por alguna situación? Creo que todos nos hemos sentido así en algún momento de nuestra vida, sobre todo durante la pandemia del COVID-19, aunque otros suelen vivir la vida así: Agotados y desgarrados.
Jesús nos invita a descansar en Él.
Efesios 6:10 dice:
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza”
Él es nuestra fuerza, descanso y refugio en los tiempos difíciles y en los no tan difíciles, de hecho, lo es en nuestra cotidianidad.
Esas batallas, esas situaciones que nosotros creemos que no podemos pelear, Él las pelea por nosotros (Deuteronomio 3:22) ; pero va en nosotros decidir confiar y descansar en Él.
Mateo 11:28 es una oración con un condicional gramaticalmente hablando. Es “vengan a mí (...), y entonces os haré descansar”. (énfasis añadido).
Dios nos da libre albedrío. Nos permite decidir conforme a lo que deseemos para nuestras vidas. Si deseamos cargar con nuestras preocupaciones y situaciones o entregarle el control de lo que vivimos; pero a su vez nos hace una invitación.
Jesús te y nos invita hoy y cada día a que vayamos a Él. Nos llama. Vengan a mí, dice con amor. Es tú decisión también dejar que Él se encargue, soltar tu carga en sus brazos y dejar que el príncipe de paz te abrace y te de descanso cotidiano a tu situación.
Vivimos por fe y no por vista ¡Acepta la invitación! ¡Suelta ya aquello que te carga y preocupa! Y entrégale a Dios el control. Sigue, anda y esfuérzate, pero fortalecido en sus fuerzas. Verás que así nada te será imposible. (Filipenses 4:13) .
Oremos juntos: Señor, te doy gracias por tu amor inagotable por mí. En este día te entrego mis cargas, mis temores, mi dolor y todo aquello que me aqueja. Perdono a todas aquellas personas que me han hecho mal y suelto todo rencor de mi corazón. Hay cosas que se salen de mis manos, padre; hoy te las entrego. Toma control de mi vida, guíame en cada paso y dame de tu sabiduría para obrar conforme a tu voluntad, que es buena, agradable y perfecta. Confío y descanso en ti, en tu poder y tu amor. En el nombre de Jesús, amén.
Gracias por existir.
- Gabriela Jaramillo
Comentários