¿Y ahora qué hago?
- Gabriela Sofía Jaramillo
- 22 feb 2021
- 2 Min. de lectura
En la vida muchas veces nos encontramos en situaciones difíciles, adversas, ante las cuales podemos quedarnos paralizados con preguntas como ¿Ahora qué hago? o ¿Realmente, qué puedo hacer para mejorar mi situación?

Si no tenemos cuidado podemos caer en la desesperación y la desesperanza, en otros casos en depresión y ansiedad, sin embargo, Dios nos da una palabra para traer paz a nuestros corazones y una salida:
Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. - Salmos 46:10
Dios nos invita a descansar en Él. A estar tranquilos.
En buena parte de estos momentos en los cuales nos sentimos abrumados y frustrados, tiene que ver con cosas que no podemos modificar en nuestras propias fuerzas. Algo que nos sobrecoge y no podemos controlar, sin embargo, contamos con un Dios soberano quien sí puede.
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga". Mateo 11: 28-30
Dios nos invita a descansar en él. A dejar todas nuestras dolencias y cargas a Él ¿Qué significa esto y cómo podemos hacerlo? Confiando en que Él es Dios. Entregándole en oración y en nuestro corazón esa preocupación, dejando que Él tome control de aquello que no podemos controlar, sabiendo y creyendo que Él es bueno, que sus planes y pensamientos para nosotros son de bien y van más allá de los que podemos pensar.
Esto no significa que nos quedaremos del todo de brazos cruzados. Debemos actuar conforme a lo que podemos hacer para mejorar nuestras situaciones, pidiendo la dirección correcta de Dios para solucionarlas de la mejor manera. A su vez, se trata de entregarle lo que hacemos, pues Él guía los pasos del justo. Hoy deja en sus manos aquello que no puedes manejar.
¡Quédate tranquilo! Entrégale hoy el control de tu problema al todo poderoso, descansa y quédate en paz, porque Él cuida de ti.
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